Y un día vendré a preguntarte que recuerdas de la noche. Y te diré que recuerdo que la noche que es agridulce, que la noche es un laberinto y dentro nos sumergimos por un momento que parece no terminar nunca. Te diré que encontré una madeja de hilo para no perderme nunca mas.
Y un día vendré a mirarte al espejo y reconocerme en esa otra que soy yo y se pervierte a si misma en un vestido diferente cada mañana. Vendré a ver tus ojeras moradas y querré tomarte en mis brazos a través del frio cristal. Querré que poses tu cabeza en mi pecho, que es el tuyo y tu te sonaras todos esos litros de lagrimas en esta sabana tan nuestra que es nuestra cama. Porque tu, que soy yo, y yo que soy tu. Nos negamos a bailar, en la misma pieza. Madeja revuelta, callo en el corazón y palabras mudas.
Asor Rosa