
A veces dejamos que el miedo nos paralice y llene de fantasmas nuestro alrededor. Es en ese momento, cuando cae sobre tus hombros una noche oscura y cerrada. Todo se congela y la sangre se paraliza, los glóbulos rojos engordan dentro de las venas por la falta de movimiento.
Si el miedo te coloniza empiezas a andar como un espectro de un lado para otro, blanca sin color, ausente… perdida en un mundo lejano, inaccesible e irreal. La tiniebla se hace cada vez mas espesa y como una natilla amarga te la comerás a cucharadas.
En esos momentos solo te salvará pensar constructivamente
