8:20h- Uaja y yo subimos la calle Embajadores, pensábamos
bajarla porque a Uaja le entusiasma la plaza donde cagan las palomas, cuartel
general del colectivo papayera alias guacamayo alias… y así infinitamente. Pero
un perro blanco que abultaba dos veces como nosotros nos dio los buenos días de
una forma poco amistosa y su dueño a duras penas podía contenerle.
8:23h- Casi llegando a Fray Ceferino un perro libre viene a
darnos unos buenos días mas tranquilos, se cruza de un lado a otro de la calle
y hace lo mismo con cada ser que se cruza. A la altura de Cabestreros saluda al
entusiasta y ladrador perro blanco. El dueño me mira y me pregunta, aunque ya
sabe la respuesta pues llevamos más de diez años coincidiendo en la calle
sacando perros… él diferentes… yo solo a Uaja.
- -
¿Es tuyo el perro?-
- -
No, no sé de quién es.-
Un repartidor de algo, por el uniforme, aburrido se pone a
averiguar de quien es el perro, en ese momento aparece su dueña bajando
tranquilamente la calle y ambos se ponen a regañarla.
Decidimos entrar a nuestra calle, demasiados buenos días exaltados
para ser tan temprano, no ha n pasado dos minutos y el perro libre y simpático
viene a saludarnos. La dueña en este
caso al lado, saca las llaves para abrir un portal.
- -
¿Es tuyo el perro?-
- -
Si y estoy harta de los regañadores urbanos.-
Nos reímos las dos.
-
-Es muy guapo.-
Sonríe.
Bajamos para casa, Uaja mira el balcón de su mas amado
enemigo y empieza a ladrarle su peculiar buenos días. Tiene ya casi 13 años, no ve bien, pero su
memoria le dice que ahí está.
-
-Uaja, tu amigo no está todavía en el balcón.-
Me mira, mueve la cola y entra alegremente en el portal.
Dicen que los perros pueden entender hasta 300 palabras a lo largo de su vida.
A veces pienso, que Uaja no solo entiende todo lo que le digo, si no lo que no
le digo también. Creo que es un perro que lee el pensamiento.
