Secuelas
De
repente un dia te das cuenta, esta ahí, estas en crisis con una cosa
concreta, tangible, apresable, compleja y sencilla. Un dia te
sientas y te atreves a nombrar, eso que se enquisto en el fondo de tu
cuerpo, de tu boca, de tus labios, eso que no te has atrevido a
nombrar en miles de meses y esta ahi palpitando en la boca como una
lagartija que se resiste a morir. Eso, tangible, es como un veneno
que se ha extendido por todo tu cuerpo, bloquendote para actuar,
hablar. No para todos los espacios, ni en todos los sentidos, pero si
en un sentido único real en los afectos. Un dia te miras en el
espejo la espalda con un espejo pequeño que te ayuda a verte y ves
esa herida, no profunda, pero de las que arden subiendo desde la
cintura al omoplato en diagonal. Reconoces en ese momento:“Entonces
lo que me pasaba era esto”, sientes un alivio profundo, las
lagrimas fluyen a borbotones y te relajas.
El
primer paso, es nombrarlo, ponerlo ahí solo con tus amigas mas
amigas, con las que no tienes que mantener la compostura, porque no
huyen ante lo real, compañeras de vida, guerreras de muchas
batallas, las que estan aunque huelas mal, aunque estes de mal humor,
aunque seas vieja o joven, aunque a veces no te entiendas, aunque a
veces no te entiendan. A las que puedes contarles completamente todo
sin miedo, sin tabus, sin tapujos. Son muchos años, te ven como un
todo, la parte oscura y la no oscura. Por fin, consigues nombrarlo,
vomitarlo, aunque se atraganta en la garganta, esta quemando por
salir, te esta liberando nombrarlo, el dolor presente en todos estos
meses brota... las raices se extienden y ves los frutos, ves las
consecuencias de ese veneno.
Y la
historia es simple, hace un tiempo me envenenaron, me comi una
manzana podrida, yo tan orgullosa y fuerte que me creo, no le di
importancia vomite dos meses, me enferme y pense que habia sanado.
Pero no era cierto, esa manzana habia dejado semillas y estas
extendiendose en el lateral de mi espalda, aquel que nunca me paro a
mirar, porque a duras penas me miro al espejo solo para peinarme. No
fui consciente de que las raices, los tallos habian desgarrado
tenuemente la carne, era un dolor suave, constante de espalda,
enquistado, sin embargo no me podia dar cuenta de cuanto me dolia, de
cuanto habia de daño. Y es que esa manzana podrida que me comi e
intente vomitar, dejo sus semillas, ese veneno habita todavia en mi y
tengo que ser capaz de extirparlo.
Los
efectos secundarios del veneno, como todas las drogas, altera tu
consciencia y percepcion del mundo, este desde que contamino mi
sangre, me ha echo dudar de mi percepcion de las emociones, por un
lado me ha creado una incredulidad, por otro una barrera, finalmente
estoy sedada ante lo que me sucede y entonces, justo por eso “no lo
quiero nombrar” . Dudo de lo habita en mi, de lo que pienso, dudo
de todo.
Pero
como dudo, solo me queda un camino, preguntar, aclarar, limpiar,
hasta que la herida vaya sanando y pueda volver a confiar en mi
intuicion, en las señales, en la quimica.
Asor
Rosa