Desde que era una niña, siempre me ha maravillado observarlo todo, estudiarlo... como quien busca un tesoro y tiene que ir separando cada pedazo de realidad. Analizarlo todo, procesarlo en mi cabeza y devolverme una imagen para mi misma mas suave, matizada, digerible en muchas ocasiones. Quien me conozca bien, sabrá que tengo la capacidad de entusiasmarme con cualquier cosa, lo cual muchas veces es bueno, aparte que deja muy lejos la posibilidad de aburrirte. Pero tiene muchos inconvenientes... cuando te entusiasmas con algo que brilla, puede ser un destello-reflejo, o simplemente un momento de magia fugaz que todos tenemos por lo menos durante cinco veces en la vida. O una mezcla entre mi imaginación y optimismo.
Cuando me llevo estas pequeñas decepciones, no me decepciono, simplemente vuelvo a observar desde el principio y coloco finalmente ese pedazo de realidad en el estante de mi cabeza que le corresponde.
Quien no tenga una cabeza hiper activa, difícilmente comprenderá esta afición- obsesión mía. Sin embargo difiero con aquellxs que piensan, que buscamos que nos comprendan lxs otrxs y ser aceptadxs. Me conformo diariamente con comprenderme a mi misma. Aparte de intentar entablar una conversación con otrxs, no solo de palabras-ideas, sino que fluya un intercambio. Finalmente empatia con aquellxs que tengo cerca y quiero- o eso intento. (sarcasmo ^-^*)
Solo cuando tienes una cabeza hiper activa, llegas a las dos de la mañana a casa, tu perro te dice saltando que quiere salir, sales con el y finalmente, cuando podrías dormirte, te pones a escribir porque... Porque... Pues porque viste bajando la calle embajadores a una mujer de unos 60 años coja, y sientes la sensación de haber visto a la misma mujer años atrás en otro país. Y piensas si esta fuera la misma mujer que aquella, cuantas historias cruzadas tendríamos para ahora lejos de aquel entonces caminar ambas por la misma calle. Durante unas milésimas de minuto la miras fijamente, para bajar la mirada de forma cortes... Gesto que aprendi a los 17 años cuando me leí un libro sobre el lenguaje “no verbal". Y descubrí que mi manía de mirar fijamente a los ojos, podía incomodar a otrxs personas. Tiempo después hace unos años tuve una novia que miraba fijamente casi todo y constate, que efectivamente era una costumbre muy molesta.
Es complicado hablar de la fascinación, como es complicado distinguir entre las pasiones, el romance y el deseo físico. Los tres ingredientes del amor. Los tipos de amor, de enamoramiento, encuentro, afectividad, sexualidad. La amistad es un amor no perecedero, si se parte del cuidado y la escucha, puede combinar los tres ingredientes y de la forma de amor, es la que mas me convence, quizás por su libertad, compromiso e independencia.
Del deseo físico, obsesión lujuriosa... puedo decir poco, porque soy una puta de oído y difícilmente me entusiasmo con alguien que no me conquiste primero por la oreja. Y cuando he cedido solo a esa parte animal, la mayor parte de las veces era un experimento demasiado arriesgado y con muchos efectos secundarios.
Las pasiones y la fascinación, es mi segunda favorita, mi tendencia domada ya a la melancolía, hace que me encante tener en “stand by” relaciones de vinculación meramente pasional. Son relaciones de casi veinte años algunas, nos alimenta y une la devoción por las palabras, la música, el cine y su interpretación del mundo. Son por supuesto amistades, pero la forma es compleja, sutil... La cotidianidad, la inmediatez y el cuidado no existen en la forma habitual, sino que se dilatan en formas particulares. Son relaciones de cabeza. Es como tener personas con las que te puedes prestar los rulos del pelo, si estos hubieran sido diseñados para contener las ideas, siendo este intercambio de ida y vuelta, siempre productivo, placentero y orgásmico.
Asor Rosa
