Hoy extraña y curiosamente, me planteo que “no tengo familia”, o por lo menos no en el
sentido estricto de las concepciones de lo que se considera por familia en los
espacios que habito de forma cotidiana, espacios donde todo se hiperboliza y
teoriza continuamente. Donde las baldosas que pisas las pintan casi todos los días. También me planteo que no “tengo amor” en mi
vida, porque las distintas apreciaciones “fascistas & cerradas” de lo que sería
este concepto, no se corresponden con mi experiencia cotidiana, con mi memoria
& mi historia.
Hoy extraña y felizmente, me encuentro tan lejos de todo,
que realmente siento que vivo en mi propia burbuja, en una isla donde tengo lo
que necesito. Y desde la que navego a aquellos puertos donde me siento afín.
Crecí rodeada de gente que buscaba de una forma u otra la
libertad, donde los lazos se daban y se disolvían, donde la supervivencia, no
daba sitio para ahogarse en un vaso de agua.
Si, se que escribiendo esto, me situó en otro lado. Pero es que no puedo
evitar, sentirme siempre fuera de todo.
No es mi piel, no es mi realidad. Por mucho que conviva en un espacio
donde se den una serie de dicotomías, debates… solo puedo posicionarme respecto
a ellos y afirmar, yo no lo vivo así.
Y empiezo a pensar porque no lo vivo así, cuando pienso en
el espacio, acabo siempre encontrando la misma respuesta: cuarenta años de
franquismo, tienen que haber dejado heridas que aun a día de hoy no se curan ni
en la mentalidad, ni en la forma de expresar, vivir las cosas. En esa memoria colectiva, se está forjando
formas y ventanas para salir hacia otra cosa.
Pero es una lucha, que no puedo heredar, porque como he dicho arriba,
tengo otros traumas y estreses, pero no estos.
No he tenido para nada una vida perfecta, ni una familia
modelo… quizás lo que puedo agradecer ha
sido crecer y compartir, en un espacio de continuo cambio y que aunque mis progenitorxs
sean tercos, a veces son re-educables o por lo menos intentan contagiarse de
nuevas ideas si les das – planteas bien los argumentos.
No puedo imaginarme lo que es no querer ver a tu familia
nunca, o no querer compartir tu cotidiano con ellxs, mi realidad es otra. Mi familia siempre ha sido ese apoyo
incondicional y estamos muy unidos, pero eso tampoco es gratuito, el
desarraigo, el exilio… la vida que hemos tenido. Lo que compartimos es mucho,
pero no todo es perfecto… también hay muchos puntos de conflicto y
divergencias. Discutimos.
Desde que tengo memoria,
nuestra casa siempre estuvo llena de gente, abierta… amigxs, compas…. La amistad teñida de compromisos políticos,
siempre tejió una red de otra familia más extensa. Con lazos sólidos, con compromisos, pero
sin obligaciones. Porque los
compromisos son necesarios, pero no los impuestos, sino los que fluyen…. Cuando
hay terrenos, visiones comunes… es un acto espontaneo. Cuando no es así, es una obligación.
Por eso, aunque sea
un perro azul, creo en las comunidades, nunca viví de otra forma, pero las comunidades están compuestas por
seres individuales, cada ser individual tiene a cuesta una vida, una memoria y
un proyecto (de sueños- de lo que será- de adonde ira). Y esa parcela, individual tiene que estar
bien amueblada, no se puede compartir desde los agujeros, o si se puede, pero
de una forma toxica. Con esto no digo, que cada ser sea perfecto, solo que sea consciente.
También creo que a veces escribimos, y esto lo comento desde todo mi respeto…
escribimos, pensamos desde la sangrante hendidura, sin ver mas allá… pero las
realidades individuales, no se pueden convertir en teorías. Igual que yo no pretendo hacer universal mi
realidad concreta, no entiendo ni comparto cuando se establecen estatus quos-
verdades irrefutables, como el “amor fascista” o el “amor heterosexual”, por
mucho que lo que se plantee, este argumentado. Pero si sabemos un poco de
retorica, lógica, oratoria… cualquier
cosa que planteemos desde un presupuesto A para llegar a B, mientras que esto
tenga una coherencia lógica, todo parecerá “tan real” “tan verídico” con “tanto
sentido”. Pero si ese presupuesto, desde
el que partimos, es subjetivo, esta localizado, esta marcado por una realidad,
por ejemplo la española de la generación nacida en la transición, hiper
politizada – hiper asqueada de toda la estructura social, (con razón) … que
esta buscando hacerse un lugar en el mundo,
o por lo menos en su mundo. Hasta ahí, todo de acuerdo. Pero no olvidemos, que es parcial, es local,
no es transferible… ni se legitima de igual manera para todxs. Yo por lo menos, no me encuentro ahí. Y cohabito con muchxs en los mismos espacios
desde hace mas de veinte años.
Ahora que lo pienso, seguir siendo una out-sider perro
azul, tantos años, tendría que ser un
merito.
Nunca entendí la
construcción de los afectos que alguna vez me han intentado imponer cuando he
estado en pareja dentro de este micro
mundo, lo cierto que la situación en sí, fue asfixiante. Tampoco he podido compartir formas de
entender la “amistad” desde las más tradicionales a las más “liberadas”… no
entiendo las exigencias, ni lo que se pide con pistola… no creo en las “relaciones
de por sí”, “porque si”…. Aunque soy permeable y abierta, conozco a muchísima
gente y estoy abierta al dialogo, compartir, contagio… lo cierto es que todo el
mundo me cae bien, hasta que me demuestre lo contrario. Y si se diera esta
segunda circunstancia, pues posiblemente
seguiría teniendo una relación cordial pero distante con ese ser. Pienso en aquellxs que quiero – amo con
locura y sin miedos a lo largo de los
años, en mis “incondicionales”… al final son perrxs azules también. Nunca existieron exigencias, nunca nos
hicimos reproches, pero si hay espacios- imaginarios- políticos- de vida
comunes, lo que últimamente he querido llamar una filosofía de vida
similar. No duele amar, cuando sabes que
será por todo el tiempo, cuando sabes que al otro lado del teléfono, del
ordenador, de la mesa, del café, del sofá, de la cama… hay alguien que te
conoce tan bien y te respeta tanto, que sería incapaz de hacerte daño de forma
intencional o ponerte en una situación que de sobra conoce no te va
a gustar. Son pocas relaciones, pero
donde el amor fluye y la confianza es ciega.
Después están las relaciones que vas construyendo en el
cotidiano, esas apuestas, pero que al final se decantaran dependiendo de la
misma libertad, interés, de cada unx. Y esas nuevas relaciones se están construyendo
poco a poco. La sinceridad, el cuidado
y el cariño, son base. Pero también un universo común de intereses… y si de
estas relaciones, me acompañan la mitad en los próximos veinte años. Me sentiré
una mujer muy afortunada.
Por esto y por muchas cosas que se me quedan en el
tintero, puedo decir que si tengo una
familia muy grande y no es consanguínea en su 80%. También puedo decir que mis
relaciones de amistad y amor, me hacen mas fuerte, me ayudan a caminar y no me
limitan. Y si, estoy rodeada de
amor. A veces pienso que no tuve un
papa, tuve por lo menos hasta cuatro. Y no solo tuve una mama, tuve hasta casi
5… el no tener una casa cerrada, un
solo lugar de referencia, ni un solo grupo de socialización… quizás ayudo, a
que por lo menos ahí, no estén ubicados mis debates y dolores.
Solo necesitaba respirar un poco,